Por Guillermo Saucedo
El ferrocarril en el Estado de Sonora nació el 4 de noviembre de 1880, precisamente en el tramo Guaymas-Hermosillo, siendo Carlos Ortiz Retes el entonces gobernador, narró Ignacio Lagarda Lagarda.
El cronista oficial de la capital sonorense recordó que dicho tren cruzaba en las inmediaciones de lo que hoy es la presa Abelardo L. Rodríguez y transitaba por las vías ubicadas, actualmente bulevar Luis Encinas, hasta llegar a su estación, misma que se encontraba sobre la intercepción de la calle Juárez.
Lagarda Lagarda comentó que la estación se encontraba en el pleno Centro de la ciudad y que dicha área era conocida como la “Pera del Ferrocarril”, debido a que antes de estacionarse, tenía que hacer un recorrido en forma de semicírculo.
“El tren cruzaba por donde cruza actualmente el río, no había presa obviamente y de ahí había un lugar en la esquina, eras una escuela que se llamaba La Casita, ahí salía un ramal hacia el Poniente de la ciudad y entraba a la cuidad y tenía un switch para regresar porque la estación estaba en la hoy calle Juárez y hoy Luis Encinas. Lo que es el Luis Encinas en aquel tiempo eran las vías del tren, siguió entrando hace tiempo al molino harinero que está ahí. Entonces el tren pasaba por la estación hacia el Poniente, daba la vuelta de una movida semicírculo y regresaba otra vez y se estacionaba con la cara al Poniente sobre la calle Juárez en donde estaba la estación, esa se llamaba la Pera del Ferrocarril por la forma que tenía, ese círculo que regresaba tenía forma de una pera”, abundó.
En torno a ello, contó que existe un mito que carece de veracidad pero que es importante recordar, y es que se decía que el maquinista bajaba del tren antes de recorrer el semicírculo citado, es decir, la máquina daba la vuelta sin alguien que la operara, simplemente llegaba con la velocidad del mismo viaje.
Posteriormente el ferrocarril se amplió hacia Nogales y uno más que transitaba de Agua Prieta a Nacozari, este último para realizar viajes de carga en razón a la actividad minera que existe en dicho municipio.
Ahí trabajó Jesús García Corona, originario de Hermosillo, quien junto con su familia decidió echar suerte en Nacozari en búsqueda de trabajo en la empresa minera que entonces operaba.
El cronista relató que García Corona fue contratado por el área ferrocarrilera de la compañía y que desde temprana edad comenzó con puestos pequeños, sin embargo, con el paso del tiempo y su mayor involucramiento con los ferrocarriles, el hoy recordado como el Héroe de Nacozari ascendió hasta ser ingeniero de máquinas.
Un día como hoy, pero de 1907, ocurrió lo inesperado: un tren cargado de dinamita estaba a punto de explotar en la zona urbana de Nacozari, esto debido a que la carga recibió un chispazo derivado a la quema de carbón que utilizaban anteriormente como combustible.
Dicho tren transitaba de Nacozari al antiguo pueblo de Pilares de Nacozari que es en donde se ubicaba la mina, precisamente 8 kilómetros de distancia.
“Ese fue el tren que explotó, el tren de vía angosta que iba de Nacozari a Pilares de Nacozari, lo que pasó es que el tren llevaba un cargamento de dinamita que se usaba para tronar en los trabajos mineros, entonces parece que hubo un accidente, se prendió la dinamita, llevaba la chispa del mismo tren de carbón con el que se movía la máquina, provocó ese chispazo que haría que se encendiera la dinamita y Jesús García, al darse cuenta que iba a explotar en la zona urbana, todavía no salía de la estación, rápido subió a mover el tren, lo sacó de la ciudad para que explotara fuera de la ciudad y así fue, explotó la dinamita, el tren y murieron él y los compañeros de trabajo. Salvó de una gran muerte masiva de muchos habitantes de Nacozari”, externó.
Lagarda Lagarda recordó a García Corona como el más glorioso hijo de Hermosillo y hoy en día existen calles, monumentos y hasta inmuebles que en memoria de su acto heroico llevan su nombre, mismas que también están en letras doradas en el pleno del Congreso del Estado.
Cincuenta años después del trágico suceso, el sistema de combustión de los ferrocarriles cambió de carbón a diésel y la estación ubicada en el Centro de Hermosillo fue resituada al Poniente, precisamente en las inmediaciones de la presa Aberlardo L. Rodríguez.
Por muchos años fue la estación de ferrocarril de los viajeros que iban a Guadalajara o a Nogales, hasta que desapareció el tren de pasajeros en 1995 en el Gobierno de Ernesto Zedillo.
Posteriormente, en 1998 Grupo México compró gran parte de la red ferroviaria y creó Ferromex y así pasar a ser un servicio de carga particular.
“Ahora es solo una estación de trenes cargueros, la desaparición de los trenes de pasajeros fue en el gobierno de Ernesto Zedillo, por ahí en el 95 más o menos, le cedieron los ferrocarriles a una empresa privada. En México solamente hay dos trenes de pasajeros y son de la misma empresa: el Tequila Exprés en Jalisco, recorre las plantas productoras de tequila y el otro es el Chihuahua Pacífico, que va desde Los Mochis, Sinaloa, hasta Chihuahua, Chihuahua”, finalizó.
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